Hamaca del claro sin viento ni lluvia,
eslabonada de sueños cubiertos de óxido
recuerdas los destellos, padeces el olvido.
Hamaca del trapecio hamaca única
has envejecido mas no muerto
todavía te visita un niño
y activa tu gloria de libertad.
Guardas en tu memoria de tabla gastada
el tímido vaivén de los enamorados
encanto del mareo, el aterrizaje forzoso
efímeras proezas.
Estás sola aunque te intuya tras la ventana
entregada al péndulo del mundo
donde el eterno sueño es ir para volver
y volver para partir.
Román Armas (2015)
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