Nube
Esa bola naranja
enterrándose en el horizonte
arropada por una estampida
de gacelas
o de lobos hambrientos.
Los tendidos visten la
tierra de civilización
y creen olvidar lo salvaje
que permanece detrás de
todo
de la luna pisada
de los campos sembrados
debajo de la alfombra
humana
cuyos retazos mal pegados
han hecho la historia.
Brillos del tiempo
que no sabe lo que es
surcan el cielo al compás
del viento
entre cuchillas y garras
de ilusiones etéreas
y lenguas de fuego
y tristezas violáceas,
cada vez más convencido
de que uno ya es todo
e infinitamente nada
y que lo inhóspito invade
el camino del solitario
que busca incansable lo
que no hay
y acaso halla el amor.
Román Armas